Desde una mirada a los 10 últimos siglos, tenemos que:

• En el siglo X dC, nos encontramos con una Europa, que vive una serie de situaciones; las incursiones armadas de los navegantes del norte de Europa ^[1] han comenzado a cesar o son mejor controladas- combativas, dado que existe una más eficiente administración –social –política- económica y militar ^[2].

• La amenaza del Islam se encuentra estabilizada en la península ibérica; con un conjunto de avances y retrocesos, que terminan con la expulsión del último reino musulmán de la Iberia en el siglo XV.

• La situación en los Balcanes, tiene de dulce y de grasa, la última ciudad del otrora poderoso reino romano de oriente- Bizancio cae en poder de los turcos otomanos en el siglo XV y el mar Mediterráneo, que fue el centro comercial de ese mundo conocido, deja de serlo y el mundo mira hacia el Atlántico, hay una carrera hacia los territorios que están más allá del desierto del Sahara, es decir, África y las nuevas tierras descubiertas y por descubrir.

• Existe una mejora tecnológica en la manufactura de las herramientas de fierro fundido, específicamente, en la introducción de cambios en el arado romano, lo cual, implica una mejor preparación de los terrenos para sembradío.

• Hacen su entrada en el teatro de la historia, las armas de fuego, con lo cual, cambia de manera radical la visión de los nuevos escenario de combate.

Entre el siglo X y el XVI, tenemos a una iglesia católica romana, en su pleno apogeo y control de su mundo ^[3].

• Existe una fiebre-locura por construir iglesias cada vez de mayor altura, en donde se pone de manifiesto el poder y la supremacía de lo espiritual por sobre lo material.

• Se han predicado una serie de cruzadas para reconquistar los lugares sagrados, con un ir y venir de situaciones en el campo militar ^[4], pero, lo más importante, se han vuelto a reabrir las rutas comerciales con oriente.

Desde varios lugares de la intelectualidad europea se vienen planteando la necesidad de imponer la supremacía del Estado sobre el poder eclesial ^[5]. El detonante fue la reforma protestante, en el siglo XVI ^[6]- El Regalismo ^[7] – La Ilustración ^[8].

Y serán los reinos Católicos de Europa ^[9], los que comenzaran a ver- observar – mirar, la riqueza acumulada por el Papado y en especial algunas órdenes sacerdotales, en particular, la Compañía de Jesús, en sus dominios de ultramar ^[10].

La expulsión de una orden religiosa obediente al papa, era económicamente apetecible, porque reforzaba el poder del monarca. Debemos dejar establecido que tras la expulsión de una orden religiosa, la autoridad civil, procedía a la venta-cesión-transferencia-remate de los bienes que ella poseía ^[11].

En el siglo XIX, se viven situaciones dignas de una novela de misterio.

Existe un deseo que viene desde la disolución del Imperio Romano de Occidente, que Italia vuelva a estar unida. Serán, entre muchos otros, dos miembros de la masonería (El conde Cavour y Garibaldi) quienes marcaran la pauta (El Risorgimento o la resurrección de una Italia unida), para poner fin a los Estados Pontificios.

En la Francia del siglo XIX, existe un personaje que fue muchas cosas (anti católico- miembro de la masonería- católico- expulsado de una logia Masónica-bromista consumado y escritor de una imaginación muy fértil), quien escribe una serie de libros en donde se señala expresamente que la Masonería adora a Satanás ^[12].

En Italia tenemos a un papa que ha perdido los Estados Pontificios, que vive encerrado en un cementerio ^[13], y que los artífices de la unificación de Italia, son dos miembros de la Masonería. Usando todo su poder espiritual, establece claramente que la Masonería adora a Satanás ^[14].

Llegamos al siglo XX, en donde existe un cartel colgado a la Masonería.