La salida del Sol es un proceso diario que se repite desde la noche de nuestra
historia y continuará más allá de nuestra corta existencia terrenal.
Pero, es una duda, es un instante entre la respuesta instintiva y esa espera en
el tiempo, siempre en nosotros debe existir uno esperando para salir a volar.
Eso, pero tiene directa relación con una duda: no todo los días serán iguales y
no todas las salidas de sol tendrán el mismo significado, y por ende el llamado
a saludar al astro luminoso de ninguna manera es el mismo.
Para el que escribe estas líneas, los procesos vividos, en eso que se llama
iniciación, le dan a la salida del sol una nueva visión en el horizonte, además,
poseen y tienen un doble significado:
a.- Existe un requerimiento de encuentro con un proceso de desarrollo personal en el camino de iniciar un perfeccionamiento.
b.- Todos por nuestra naturaleza espiritual, como un requisito indispensable, vamos asumiendo el doble papel de educador y educando en un proceso continuo y permanente.
Un viejo dicho popular nos dice: el camino más largo y difícil que existe es más corto a partir del primer paso.
Para el autor de estas líneas este es el inicio o la iniciación del nuevo sendero que debemos transitar.
En la certeza de una esperanza y en la ilusión de compartir la palabra entre hermanos que han vivido la misma experiencia,
se miran a los ojos y se reconocen hijos de un mismo Padre.