“Dios ha muerto.”
Nietzsche
“El hombre ha muerto.”
Foucoult
De los dimes y diretes, algo nos debe quedar meridianamente claro:
“La pálida muerte llama con el mismo pie a las chozas de los pobres que a los palacios de los reyes”.
Quinto Horacio Flaco
Una vieja amante, quizás la única, de la cual sobre todas las formas y cosas, de ella, se cuentan muchas historia-cuentos –aventuras y mentiras, algunas jocosas y otras no tanto, pero, es inmensamente fiel, posee, una excelente y maravillosa memoria, siempre, se recuerda y acuerda de cada uno de nosotros, con nombres y apellidos, rangos y dignidades, y nos pasa a buscar. Lamentablemente, no nos avisa, menos nos informa, cuándo y dónde.
Un hombre que...
Era un personaje que hablaba mucho, si no tenía interlocutor, callaba y miraba al sur –oeste. Según su relato, había conocido a todos los que fundaron la universidad, por cierto y muy verdadero, decía, que estuvo en la construcción de cada uno de los principales edificios y, además, fue un amante incorregible del mural, en especial de américa; él esperaba que un viento del sur–oeste lo llevaría a un nor-este, y allí se uniría, para siempre con ella.
Hoy, espero que se encuentre abrazado a su amante, y por sobre todo, me pesa su ausencia, en este instante, uno más de todos los días, no tengo con quien conversar.
¿Quién sabe si vivir es morir y morir es vivir?
Eurípides
Quien no se ha encontrado hablando solo, se supone que tenemos un interlocutor, nos acompaña un hermano invisible, además de un fantasma que no deja de estar presente, pero, la verdad, dura y simple, este no existe o simplemente se fue, se cansó de escuchar, el mismo relato, con todas las posibles variables, y finalmente se hace el sordo o está más gordo. Creemos que lo que planteamos, a nuestras sombras, es lo suficientemente coherente, para nosotros, los que hablamos solos. La verdad, sea dicha, no es así, tenemos una visión desfasada en un par de decenios, puede ser unos años, quizás varios meses o tal vez unos días y no cambiamos (por qué no queremos o no podemos). Pero, seguimos cantando, no sabemos si tenemos público, que importa, seguiremos con nuestros dialogo con ese interlocutor que solo nosotros sabemos de su existencia, al cual le formulamos, siempre una consulta nueva, o es la misma de siempre.
"No pretendas, Ulises preclaro, buscarme consuelos de la muerte, que yo más querría ser siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal y corta despensa que reinar sobre todos los muertos que allá fenecieron"
Odisea, Canto XI, 486-490
Conócete a ti mismo y desde allí, podrás saber y aprender sobre:
- ¿Dónde estás?. y ¿Cual es motivo de mi presencia en ese lugar?, y tener una respuesta a ¿Lo qué está sucediendo?
- ¿Quiénes son tus amigos? y ¿Cuáles son tus enemigos?.
Y, por cierto, frente a la muerte, quizás el único instante en que somos todos iguales. Además, nunca debemos, darnos por vencidos, la vida siempre renace, más allá de nuestros deseos y la guerra más terrible y atroz, se acaba, cuando se termina la voluntad de lucha, pero, no lo decido yo, son otros que lo hacen en mi nombre. El movimiento es vida, por lo tanto, jamás mantenernos inmóviles, la muerte es la quietud infinita. Entre una y otra, buscamos, …, el puente de unión, lo cual no tiene solución de continuidad.
Aparentar lo que no somos, es preferibles, o debemos, ser simples y confiables, como opción de vida. Ojo y cuidado, con el mundo que pasa, es mejor dejar pasar que aferrarnos a cosas transitorias. Y por cierto, nunca dejar de soñar, sueña y un mundo crearas mañana, más pleno que el actual, y no importa que te apunten con el dedo de la locura. Olvidarnos, que vamos a morir, es por decir, algo simple, es una verdadera estupidez, hoy es un buen día, para ello.
"Amarga y prematura es la muerte de los que preparan algo inmortal"
Plinio el viejo
Un señor, muy alto, mas bien obeso y de hermoso y bien cortado, traje a rallas, nos esperaba en el patio de la que fue la casa señorial, de los que un día, dijeron ser los dueños del valle. Unas señoras de impecables trajes oscuros y delantal blanco, nos ofrecían, limonada, bastante dulce. Después de un largo silencio, el señor comenzó su canto – charla – discurso o lo que sea, pero, las palabras comenzaron a llenar el ambiente, fueron muchas, y en resumidas cuentas: "Estábamos en guerra, y debíamos inscribirnos para ir a pelear".
El porqué del conflicto, nunca lo dijo.
Mi abuela, siempre, colocaba un puesto y plato adicional a la mesa al momento de servir el almuerzo diario; cómo eso lo vi desde que tenía uso de razón, jamás, me pregunte y menos consulte para quien era ese puesto. Además, en forma religiosa a los conocidos del valle que se cruzaban por su vista, ella, siempre formulaba la misma consulta: ¿Se ha sabido algo de los que partieron?, o ¿Que cuentan los que volvieron?
La respuesta, fue siempre la misma: ¡No perdemos las esperanzas que nuestros muchachos estén bien, dónde estén...
Una tarde, sentada en su silla de mimbre, hace muchas hojas del calendario, lo vio partir. Y en forma religiosa, todos los días de los días, después del almuerzo, se sentaba en su silla, y esperaba, una hora, un día, una semana, un mes y ya son varios años. Una tarde, de esas eternas, exclamo desde el fondo de su alma: "Voy al encuentro de mi niño, él no puede venir, pero, yo, si".
Templáis más vosotros al pronunciar esta sentencia que yo al escucharla"
Palabras pronunciadas por Giordano Bruno, después de escuchar la sentencia que lo condenó a muerte.
Tenemos a un grupo de hombres, supuestamente, sabios, eruditos y conocedores de muchas cosas de esta vida, y por cierto, del otro mundo y de sus alrededores. Sin querer, al condenar a un inocente lo llevan a la inmortalidad, y, ellos, se han ganado el desprecio de todos los que hemos sido capaces de horrorizarnos, por una injusticia, sin nombre y más encima, los colocamos en el lugar de todos los asesinos que han existido en nuestra historia conocida.
Nuestra historia, la de este territorio, al final del mundo conocido, también tiene una galería de personajes que asesinaron a sus hermanos, por el único mérito de pensar diferente. Pareciera ser una canción muy vieja del repertorio humano, pero, nosotros llamamos a leer la obra y vida de todos aquellos hermanos que perdieron la vida a manos de quienes nacieron en el mismo suelo y vivieron bajo un cielo similar.
La tortura es el arte de llevar a un ser humano a el límite de la existencia sin matarlo, todo con el fin que sea un acto que sirva de ejemplo para los demás.
Foucoult.