“Palabras y piedras sueltas, no tienen vueltas”[1]
El ser humano es capaz de generar sonidos, muchos de los cuales pueden expresar una idea, un sentimiento, una alerta, ser una señal de presencia, pero, es un acto que nos dice y nos interpela con un, aquí estoy. Algunos de ellos, los puede, generan en forma especial con su boca, con una intencionalidad manifiesta, creando una atmosfera de agrado y placer para quienes lo escuchan.
Si ese es su origen, sonido emitido, desde su boca, que expresa una coherencia, debemos pensar que es una palabra emitida por nosotros, como un acto intencionado, la cual lleva en si un mensaje, un código a traducir por otro[2]. Podemos atribuirle diversas y diferentes propiedades, e intencionalidades a la palabra emitida, pero, es como un pajarito, el cual desde el momento que sale más allá de nuestros labios, tiene la increíble capacidad de que ella no volverá a nosotros, nunca más, es un viaje sin retorno.
Ese pajarito inocente y frágil, también puede ser un ser alado, de dimensiones por sobre lo normal, el cual, sin embargo, más allá de lo horrible o monstruoso que pueda parecer por su configuración, su envergadura o los mitos y leyendas que de él se relaten, posee una función, clara y especifica[3].
Ordenaba a sus secuaces que sembraran confiadamente la calumnia, que mordieran con ella, diciéndole que cuando la gente hubiera curado su llaga, siempre quedaría la cicatriz[4]
A pesar de los pesares, esa palabra emitida, tiene y debe poseer un autor, con nombre y apellido; además de domicilio conocido, y un fundamento, valido, posible de probar y de comprobar por imparciales. En ella, hay un acto de creación o destrucción, el cual, por la paternidad, debe, asumir el hecho de ser el responsable de sus efectos sean estos los que sean.
El hombre pasa a la categoría de ser humano, en la medida en que asume sus responsabilidades de sus actos. Frente a sus pensamientos, adquirimos, una doble responsabilidad, una fue la de reconocer, ser el autor, y la otra, evaluar lo que estamos transmitiendo, y la dimensión que ello pueda tener en el tiempo más allá de nuestra existencia.
En el principio ya existía la Palabra[5] Más allá de las disputas que existieron respecto a este evangelio[6]. Debemos señalar que la palabra nos hace ser verdaderamente personas, y es en esa dimensión que si expresamos un pensamiento, estamos llamado a señalar que: Es mi Palabra. Lo implica que estamos dispuestos a colocar el pecho a las balas, y a todo lo que venga como respuesta a nuestro pensamiento.
Viejo refrán español. Tomado del libro de Amparo Diez del Rio. Claves Masónicas, Página 184, Edición 2010. ↩︎
En todo acto comunicativo establecemos al menos tres elementos: un emisor, el cual posee un código- un medio o sostén y un receptor que posee la capacidad de interpretar dicho código recibido. ↩︎
El cóndor es un ave carroñera que vive en nuestra cordillera de los Andes, el cual posee la misión de ser el que devora a todos los mamíferos muertos, es decir, es el limpiador de los focos de infecciones que se pueden generar por la descomposición de cadáveres. ↩︎
Plutarco la atribuye a Medion de Larese, un consejero de Alejandro Magno. ↩︎
Evangelio según San Juan1:1. Reina Valera Contemporánea ↩︎
Ver el pensamiento de Cerinto y Arrio. ↩︎